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En todo el mundo, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, decretado oficialmente por la ONU en 1999

La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que, a nivel global, 736 millones de mujeres -casi una de cada tres- han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.

Se trata de una lacra que se ha intensificado en diferentes entornos, incluidos el lugar de trabajo y los espacios en línea, y se ha visto agravada por los efectos pospandemia, los conflictos y el cambio climático.

La solución radica en gran parte en respuestas sólidas que inviertan en la prevención.

Hoy viernes 24 de noviembre adelantamos esta conmemoración; y en el recreo nos concentramos para leer el siguiente manifiesto y realizar algunas actuaciones protagonizadas por alumnas y alumnos del Centro.

MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES DEL IES LA JANDA

Estamos aquí reunidos y reunidas en el Día internacional contra la violencia de género para mostrar nuestro más profundo rechazo hacia la violencia que se ejerce hacia las mujeres, hacia la mitad de la población mundial.

Las mujeres seguimos reclamando en pleno siglo XXI ser consideradas iguales con respecto a los hombres, seguimos denunciando la injusticia a la que nos hemos visto sometidas históricamente, al habernos visto relegadas a un segundo plano por parte de la cultura machista que impuso al hombre como ser humano dominante.

A lo largo de la historia, las mujeres hemos sido víctimas de violencia cuando no nos dejaban dar nuestra opinión, cuando no nos dejaban salir de casa, cuando no nos dejaban estudiar, cuando no nos dejaban trabajar, cuando no nos dejaban votar. Nuestras madres, abuelas, bisabuelas…han padecido estos hechos. ¡No podemos consentirlo más! Basta ya de imponer una ideología patriarcal decidida por un único género, el masculino.

Existe un grave problema estructural en la sociedad en la que vivimos, digno de analizar y sobre el cual reflexionar: en lo que va de año han sido asesinadas 52 mujeres a manos de sus parejas o exparejas en nuestro país. La forma más arcaica de dominación y la expresión más salvaje de la violencia sigue siendo ejercida hacia el género femenino. Esas 52 mujeres asesinadas, así como todas las asesinadas anteriormente en España (1237 desde 2003, fecha en la que comienza esta siniestra estadística) – junto con sus hijos e hijas- son las víctimas de esta lacra social. Como sociedad, no podemos mirar hacia otro lado, ya que estos asesinatos son la consecuencia más extrema de la cultura machista en la que vivimos.

Existen también otras formas de violencia que urge erradicar para que la mujer logre el papel social que le corresponde: las mujeres siguen enfrentándose a la violencia económica que se produce en el interior de las familias; siguen padeciendo discriminación en su vida laboral al desempeñar trabajos “poco femeninos” o al cobrar de media un 20% menos que los hombres en trabajos del mismo valor; y en el ámbito afectivo, siguen tolerando el maltrato psicológico y sexual en nombre de un concepto erróneo del amor.

No podemos olvidar tampoco la situación de las mujeres más allá de nuestras fronteras: cada año, millones de niñas son obligadas a casarse en matrimonios de conveniencia, son objeto de mutilación genital, son asesinadas por crímenes de honor y son víctimas de trata con fines de explotación sexual.

No podemos olvidar la vulnerabilidad de las mujeres que han tenido que abandonar sus países de origen, las migrantes y las refugiadas; tampoco a las mujeres que padecen los conflictos bélicos del mundo actual; ni a las mujeres que sufren discriminación por pertenecer a minorías étnicas o por convivir con alguna discapacidad.

Por eso, todos y todas debemos ser conscientes de estos hechos y dignificar a todas las mujeres que han sido y son víctimas de la violencia de género. Alzamos la voz para decir: ¡no queremos sentirnos víctimas, no queremos más víctimas! Queremos reivindicar nuestros derechos y nuestra libertad de elección. Queremos seguir construyendo una sociedad equitativa en la que hombres y mujeres vayan de la mano, una sociedad en la que mujeres y hombres cooperen para lograr la igualdad.

Para ello, pedimos la solidaridad de los hombres en nuestra lucha en contra de la violencia de género. Para lograr una sociedad equilibrada y saludable, necesitamos a hombres que nos respeten, nos valoren, y nos vean como a iguales a quienes entender y amar.

La violencia hacia las mujeres ha sido y es la gran (y silenciosa) injusticia de la historia, y también una de las violencias más extendidas, por lo que es urgente abordarla. Desde las familias, desde las escuelas y desde las administraciones se hace imprescindible una educación que empodere a las niñas y jóvenes, para que puedan desarrollar su vida de forma libre, autónoma y sin violencia.

Por una vida libre de violencia ¡Ni una menos!