IMAGEN: El GRITO, E. MUNCH, 1893
El próximo martes, 28 de octubre, bajo el lema Sandra, no te olvidamos, el sindicato de estudiantes ha convocado una huelga en toda España para decir Basta ya de Bullying y de discursos de odio.
Tras la lectura en clase de Lengua del artículo de Irene Vallejo, La balada del gallo triste, se le propuso al alumnado realizar un comentario de texto del mismo y finalmente escribir un texto argumentativo acerca del tema tratado en él: el acoso escolar.
Compartimos desde nuestra revista el artículo escrito por una de las alumnas.
Compartimos también enlace al artículo completo de Irene Vallejo.
Rechazamos fervientemente toda forma de violencia en general y de esta en particular.
NO AL ACOSO ESCOLAR
El acoso escolar se suele presentar siempre como una historia trágica con un solo villano visible: el agresor/a. Pero, ¿acaso existe una inmunidad para el cúmulo de espectadores que no se inmuta en caso de acoso? Detrás de cada uno de estos casos existe la intervención de una red de voces, miradas y silencio.
De la culpabilidad no se eximen los centros educativos donde tienen lugar los acontecimientos. El principal papel de estos es establecer un lugar seguro para las mentes jóvenes que asisten a él, pues al fin y al cabo los alumnos/as permanecemos más de seis horas rodeados/as de los mismos/as compañeros y del mismo profesorado cinco días a la semana curso tras curso. ¿Por qué tantos/as nos sentimos amenazados en el lugar que siempre nos han descrito como nuestra segunda casa?
Un centro educativo tiene la obligación moral de tomar precauciones y medidas ante el acoso escolar. Eso comienza con el respeto, no solo entre alumnos/as sino también en las dinámicas profesorado/ alumnado. Una convivencia justa es el primer paso a dar para la prevención de la violencia.
Sin embargo, culpar solo a los espectadores y al agresor/a sería insuficiente. El acoso es un problema grave de la sociedad y atañe a todos los que la conforman, ya que, de hecho, no solo es un problema entre escolares, sino que está muy presente en general allí donde la intolerancia y el odio ostentan el poder y se usan para pisotear a los que están en situación en desventaja.
En definitiva, la verdadera solución al acoso escolar no se encuentra en buscar a un solo culpable, sino en asumir que todos/as, de algún modo, vamos a participar en su erradicación. Romper ese coro de espectadores implica educar en empatía, actuar ante la injusticia y enseñar que la responsabilidad no termina donde empieza el miedo o la comodidad.
NOPHAR KAMIN KVINT, 1º BACH BCD

